viernes, 3 de junio de 2016

Análisis Lexicométrico

El última trabajo de ésta nuestra asignatura consistía en recopilar una serie de artículos de un tema social o político y en base a todo ese corpus hacer un análisis lexicométrico para ir un poco más allá del simple mensaje. Para mi análisis he usado diversos artículos de foros feministas, enlaces los cuales facilito a continuación: 



Una vez introducidos los textos en el programa AntConc y filtradas las palabras "ruido" que no le aportan absolutamente nada al análisis, quedó la siguiente lista de palabras clave que se repiten a lo largo de los 9 artículos feministas que han sido analizados. 



Como podemos ver, como en toda lucha o reivindicación, abundan términos de defensa ante una mayoría o realidad establecida que de un modo u otro oprime o limita la libertad, en el caso que nos ocupa la libertad de las mujeres. Estos términos recurrentes, tales como "libertad" o "igualdad" en contraposición directa con "hombre", "machismo" reafirman la idea de que el feminismo aun tiene mucho camino por andar. Asimismo, y más allá de palabras que a mi parecer no tienen mayor trascendencia que la mera descripción ("mujeres", "mujer", "feminista", etc.), destacan otras palabras como "pechos" o "puta" (parecen un recurso de mordacidad, una suerte de símbolo o reducción al absurdo de la causa feminista) y, por supuesto, los campos de la vida cotidiana en los que la mujer sale peor parada en comparación con el hombre ("empleo", "aborto", "maltrato", etc.). 

Sea como fuere, este trabajo ha servido para descubrir que el feminismo tiene muy claro cuáles son las cadenas sociales que constriñen la figura de la mujer y con qué herramientas y métodos esas cadenas se pueden romper. El programa AntConc ha servido para establecer esas coincidencias en hasta 8 blogs distintos y, como decimos, para entender un poco más cuáles son las líneas maestras de la noble causa feminista. 

jueves, 5 de mayo de 2016

La hipertextualidad como nueva era

Las consecuencias de ésta nueva forma de entender la escritura, el hipertexto, no se han hecho esperar, y a muchos más niveles de los que en un principio cupiese esperar.  Por un lado, desde un punto de vista cognoscitivo, el hombre del siglo XXI tiene capacidad de generar y transmitir más tráfico de conocimiento, pero de un modo un tanto confuso. Esto quiere decir, ni más ni menos, que estamos tan preparados para empaparnos de conocimiento que paradójicamente nos vemos abrumados por esa capacidad de generar tantas preguntas y esa hipertextualidad que ha impregnado nuestra conciencia individual y social. Por el otro, quizá desde un prisma más idiosincrático, la sociedad multimedia, del blog y de las redes sociales es una sociedad marcada en gran medida por los placeres de la inmediatez y la facilidad de aprendizaje que, por si no fuera poco, ha adquirido además una gran implicación en la experiencia de lectoescritura:

"Con el hipertexto se pasaría de la objetividad radical, la de Descartes y Newton, a la subjetividad radical, es decir, la virtual, el punto de vista cuántico, que depende del observador".[1]

Así pues, la multilinealidad del hipertexto ha borrado las barreras que existían entre pensamiento, lenguaje y escritura y ha creado una nueva realidad social mucho más compleja en comparación. Esta nueva estructura textual que ha sido bautizada como arborescente se ofrece al lector como una nueva ventana a la que asomarse y que tiene innumerables vistas. La del hipertexto parece ser, en definitiva, una nueva era.



[1]- CAMPÀS, J. ‘Una tipologia d’obres en xarxa’. Mòdul I assignatura Escriptures hipertextuals. Material docent UOC, pág. 13

El lenguaje egocéntrico según Jean Piaget y Lev Vigotsky

“Es en el doble sentido de la condensación simbólica y del control social en el que el lenguaje resulta indispensable para la elaboración del pensamiento”[1], dijo Jean Piaget. Y es que para Piaget “el lenguaje constituye un producto del desarrollo de la inteligencia, la cual traduce y expresa”[2].  El concepto de lenguaje egocéntrico es el punto de partida de esa idea, la cual a grandes rasgos viene a decir que durante la infancia se desarrollan dos tipos de lenguaje, el egocéntrico y el social, que conviven hasta que el sujeto alcanza una edad razonable. El lenguaje social no merece mayor explicación, pues es la verbalización de los pensamientos dirigidos a un interlocutor, pero el lenguaje egocéntrico es una suerte de conversación para uno mismo con la que los infantes ordenan ideas y favorecen la capacidad de pensar.

Lev Vigotsky, otro estudioso de las intrincaciones entre lenguaje y pensamiento que se inspiró enormemente en Piaget, apuntó en añadidura del lenguaje egocéntrico piagetiano que “el lenguaje tiene una capacidad mayor para reflejar la realidad y, en consecuencia, para mediar la conciencia”[3], pues el lenguaje es un conjunto de símbolos que media y de qué manera en la construcción del “yo”. Según Vigotsky, ese lenguaje egocéntrico con el paso de los años pierde la necesidad de ser verbalizado, derivando así en la conciencia humana. Muy en la línea del pensamiento sociolingüístico, la reflexión final de la teoría de Vigotsky es que el lenguaje, como medio social del pensamiento, favorece la evolución del pensamiento del sujeto.



[1]- PIAGET, J. (1985). Escritos para educadores. Vic: EUMO Editorial, pág. 217-218
[2]- ANÓNIMO. Lenguaje, pensamiento y escritura. Una perspectiva psicológica, pág. 7
[3]- ANÓNIMO. Lenguaje, pensamiento y escritura. Una perspectiva psicológica, pág. 2

Teoría del caos e hipertextualidad

Como señala Joan Campàs, también existe cierto orden dentro del caos, “el caos es estable y siempre cambiante. El desorden aparente enmascara un modelo subyacente”[1], apunta. Destruir para construir; deshacer para hacer, esa es la metáfora de la naturaleza que nos introduce la idea de que el hipertexto efectivamente ha puesto patas arriba todo cuanto conocemos, pero de tal modo que ha creado una nueva realidad mucho más compleja en comparación con cualquiera de sus precedentes. La teoría del caos es aquello de lo que todas las mentes brillantes se valen para extraer genialidad de La Nada, porque si aplicamos el caos a la condición humana podemos sacar la conclusión de que el ser humano es tan complejo, voluble e inefable, que de esa amalgama de contradicciones es capaz de crear: "nuestra perspectiva sociológica cambia, nuestros grados de libertad se expanden y experimentamos la verdad y el ser: entonces somos creativos, y allí es cuando se rebela nuestro verdadero 'yo'"[2].


Así, el 'yo' es un constructo social y, por ende, es mucho más de lo que en verdad somos y, sobre todo, de lo que creemos que somos. El “yo” es una proyección de nosotros mismos, es el modo en que los demás nos perciben. La individualidad es eternamente mutable y, en cierto modo, es universal. Ahí es donde entra en la ecuación el lenguaje, pues nos valemos de él para construir nuestro pensamiento y nuestra personalidad lo que vendría a ser la voz interior o la conciencia y, en última instancia, para compartir nuestra experiencia vital con aquellos que nos rodean.  Eso es lo que el relativismo lingüístico sostiene, que cada pensamiento es único. Bajo esta corriente de opinión, hay tantas percepciones de la realidad y discursos en el mundo como lenguas y formas de hablar[3].  Es decir, lejos de ser el último paso del pensamiento, está intrínseco al propio pensamiento.


[1]- CAMPÀS, J. Estudis sobre el caos, pág.2
[2]- CAMPÀS, J. Estudis sobre el caos, pág.7
[3]- ANÓNIMO. Lenguaje, pensamiento y escritura. Una perspectiva psicológica, pág. 130

martes, 22 de marzo de 2016

De la linealidad del texto a la no-linealidad del hipertexto

Nada tiene que ver un hipertexto electrónico con el texto escrito convencional. La inmediatez antes mencionada no solo ignora los filtros del tiempo y del espacio, sino que además establece una relación entre el interactuante y el texto digital basada en el recorrido interconectado de enlaces a otros documentos que enriquecen mucho más si cabe la experiencia digital. El texto en pantalla, además, “ayuda (al interactuante) a adquirir el hábito de la lectura no secuencial necesario en las recopilaciones, proporciona un medio de integrar la materia de un curso con la de otros cursos (…), formula líneas de investigación y representa una forma adicional de discusión y nuevas maneras de contribuir en los debates”[1]. Se trata de una nueva mentalidad de ver la realidad, un cambio de paradigma perceptivo para con la lectoescritura.

La ruptura con la linealidad que viene de la mano de la fuerte irrupción del campo hipertextual supone un nuevo modo ya no solo recibir y consumir textos, sino también de producirlos y apreciar su valor. Cuando la linealidad moderna del libro estaba todavía vigente, el lector quedaba atrapado en lo que el autor quería decir y, de algún modo, el autor ejercía un control sobre su obra y llevaba el peso de esa relación a tres bandas entre autor, obra y lector. La fuerte irrupción de la hipertextualidad desposee al autor de esa suerte de legitimidad sobre su obra y se la entrega al texto, y, por extensión, al lector. El lector pasa a ser un agente libre que no ve limitada su experiencia de lectura por los imperativos lineales ni de espacio del libro impreso. Dicho de otro modo, “el hipertexto potencia, privilegia al lector en el momento de establecer su relación con el autor y el texto” [2]. Y en sentido opuesto existe la misma correspondencia: el autor asume que su texto ya no le pertenece exclusivamente y que una vez lanzado al exterior pasa a formar parte de un todo con un propósito mucho mayor.



[1]- CAMPÀS, J.  'El llibre com a problema', pág. 26. Escriptures hipertextuals. Material docente UOC 
[2] GÓMEZ-MARTÍNEZ, J.L. Hacia un nuevo paradigma: El hipertexto como como faceta sociocultural de la tecnología [en línea] Ensayistas [fecha de la consulta: 22/03/2016]. Disponible en:  http://www.ensayistas.org/critica/teoria/hipertexto/gomez/hipertexto4.htmhttp://www.ensayistas.org/critica/teoria/hipertexto/gomez/hipertexto4.htm

viernes, 18 de marzo de 2016

Xanadú, ¡contigo empezó todo!

Le debemos el neologismo “hipertexto” a Ted Nelson, quien con su proyecto Xanadú quiso crear para toda la comunidad científica una red de conocimiento intercambiable[1]. El prefijo “hiper” hace alusión a esa trascendencia del texto, a esa liberación del texto con respecto al libro o documento impreso. Porque el hipertexto, ese complejo entramado de ideas y conocimientos de todo tipo, no cede al chantaje de la simplificación cognoscitiva. Hemos sustituido un conocimiento coleccionable que sólo contempla el dualismo pregunta-repuesta por otro tipo de mentalidad menos obvia en comparación. Porque el hipertexto “saca a relucir una nueva calidad del tiempo, que es la profundidad”,[2] en el sentido de que la experiencia digital del usuario es completamente libre, pues éste puede dirigir y redirigir su atención a donde se le antoje. La profundidad de la que hablan Kerckhove y otros autores como Paul Virilio, crea nuevas direcciones legítimas para la consecución del conocimiento y, por ende, facilita el planteamiento de nuevas preguntas. Y es que como apunta Kerckhove, la cultura de la pantalla alberga todo lo que el ser humano considera puede serle útil, es el reflejo tecnológico de las intrincaciones de la mente humana y su relación con el conocimiento[3]. El hipertexto sólo ha nacido y ha sido desarrollado como una alternativa plausible, como una respuesta, a las limitaciones de la razón humana tradicional.





[1]- CAMPÀS, J.  ‘Art, literatura i ordinador’, pág. 35. Escriptures hipertextuals. Material docente UOC 
[2]- KERCKHOVE, D. (1999) Inteligencias en conexión. Hacia una sociedad de la Web. Gedisa, Barcelona, pág. 115
[3]- KERCKHOVE, D. (1999) Inteligencias en conexión. Hacia una sociedad de la Web. Gedisa, Barcelona, pág. 122

viernes, 11 de marzo de 2016

El olorcito a nuevo como argumento tecnofóbico

Verdaderamente no somos conscientes de lo que supone esa mastodóntica invención conocida como “la red”. Ya no se trata simplemente de una comodidad más de ésta nuestra sociedad tecnológica, sino que va camino de ser una extensión de nosotros mismos. Y es que las posibilidades que ofrece el mundo digital son infinitas, por lo que es inevitable preguntarse cuál es el impacto del mundo digital en nuestro día a día. Impepinable parece que cuantas más facilidades y comodidades tenemos, más nos entregamos incondicionalmente a los placeres de la inmediatez. Lo queremos todo facilito y al instante; tanto es así que para sobrevivir hoy día basta con tener ordenador, teléfono móvil y yogures con bífidus.

Es la nueva cultura digital, la hemos construido y somos parte indispensable de ella. Cambiamos el mundo tanto como el nuevo mundo nos cambia a nosotros. Y nosotros sin enterarnos siquiera. El simple hecho de que estés leyendo las divagaciones de este humilde bloguero ya es un claro ejemplo de la trascendencia del mundo digital y, de forma irreductible, del hipertexto. La palabra escrita ha trascendido, ha vulnerado las leyes del tiempo y el espacio con la irrupción de las nuevas redes de comunicación y sistemas multimedia. No es de extrañar, pues, que para bien o para mal la literatura esté sumida en una severa crisis de identidad. ¿Quién no conoce a alguien que dice aquello de “para qué cargar con el tocho si lo puedo tener en la tablet”? Y lo mismo a la inversa, siempre habrá quien (¡presente!) reivindique el inefable olorcito a libro nuevo. Debemos hacernos a la idea de que hemos sembrado la semilla del debate; el germen de una nueva mentalidad.

El ser humano tiene la extraña manía de entender el progreso como un cambio que por defecto debe ser excluyente con el pasado. Así que, y aquí me meto en las arenas movedizas de la futurología, veo inevitable la obsolescencia del formato papel y todas sus bondades. ¿Qué bondades? Leer un libro impreso es mucho más que mover los ojos de lado a lado: es buscar un momento y lugar donde puedas zambullirte en las palabras, sostener en tus manos algo valioso. La lectura tradicional es una liturgia en sí misma y, como dice Joan Campàs en el primer módulo de los materiales de la asignatura, lo liviano del texto electrónico puede ser insoportable. Pero ese es un sentimiento de insatisfacción que va más allá de la entidad corpórea del libro, me atrevo a añadir que es un sentimiento de culpa hacia la semiconsciente simplificación de los términos de la existencia humana. Y esta simplificación paradójicamente es, ni más ni menos, el progreso. 


Berto.

jueves, 3 de marzo de 2016

¡Bienvenido!

Hola,

Nos emplazamos aquí con motivo de la asignatura 'Escrituras hipertextuales' de la UOC, una asignatura que debo confesar se me antoja tan apasionante como desconocida. Además de aprender adentrándonos en este mundo digital en auge, espero podamos divertirnos juntos. Ni que sea un poquito... Bromas a un lado, te doy la bienvenida a este mi blog personal.