jueves, 5 de mayo de 2016

La hipertextualidad como nueva era

Las consecuencias de ésta nueva forma de entender la escritura, el hipertexto, no se han hecho esperar, y a muchos más niveles de los que en un principio cupiese esperar.  Por un lado, desde un punto de vista cognoscitivo, el hombre del siglo XXI tiene capacidad de generar y transmitir más tráfico de conocimiento, pero de un modo un tanto confuso. Esto quiere decir, ni más ni menos, que estamos tan preparados para empaparnos de conocimiento que paradójicamente nos vemos abrumados por esa capacidad de generar tantas preguntas y esa hipertextualidad que ha impregnado nuestra conciencia individual y social. Por el otro, quizá desde un prisma más idiosincrático, la sociedad multimedia, del blog y de las redes sociales es una sociedad marcada en gran medida por los placeres de la inmediatez y la facilidad de aprendizaje que, por si no fuera poco, ha adquirido además una gran implicación en la experiencia de lectoescritura:

"Con el hipertexto se pasaría de la objetividad radical, la de Descartes y Newton, a la subjetividad radical, es decir, la virtual, el punto de vista cuántico, que depende del observador".[1]

Así pues, la multilinealidad del hipertexto ha borrado las barreras que existían entre pensamiento, lenguaje y escritura y ha creado una nueva realidad social mucho más compleja en comparación. Esta nueva estructura textual que ha sido bautizada como arborescente se ofrece al lector como una nueva ventana a la que asomarse y que tiene innumerables vistas. La del hipertexto parece ser, en definitiva, una nueva era.



[1]- CAMPÀS, J. ‘Una tipologia d’obres en xarxa’. Mòdul I assignatura Escriptures hipertextuals. Material docent UOC, pág. 13

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